martes, 6 de octubre de 2009

LA HISTORIA

A los pocos días de la Liberación de Annecy, en agosto de 1944, un grupo de supervivientes reunidos, posa delante del monumento que glorifica a los soldados del Año II, sobre el que está grabado el lema : « VIVIR LIBRES O MORIR ».

Ese monumento, desplazado, está ahora situado cerca del antiguo barrio de Galbert.

Muchos supervivientes se reconocerán también sobre esta foto sacada delante del primer cementerio de Morette, en la misma época.

(…) El 9 de marzo tuvimos la visita del capitán CANTINIER, quien nos declaró sin rodeos : « El desembarco es próximo, considérense como una avanzadilla, van a recibir lanzamientos en paracaídas importantes : material y municiones, material sanitario y abastecimiento y además, un batallón de canadienses está dispuesto a saltar en la Meseta ». Soy el único testigo que pueda transmitir esta declaración capital de CANTINIER.

En aquel momento fue un cambio total de situación. Fue un cambio de estrategia, que trajo consigo una realidad nueva y el mismo día, un desertor de los G.M.R., que es en realidad un elemento introducido, que se llama André FEDIEU, quien perteneció después a la sección Saint-Hubert, sale de su campamento en Entremont y pide encontrarse con un jefe de la Resistencia. Inmediatamente, le envían hacia BASTIAN. Cuenta en pocas palabras su historia y BASTIAN y él suben a ver a Tom. Debieron encontrarle hacia las doce de la noche. FEDIEU dio a Tom todas las informaciones sobre el efectivo, el dispositivo y el nuevo comandante de los G. M.R. Es la razón por la cual Tom decidió emprender la misma noche una acción en Entremont, con el fin de hacer presos para poder cambiarlos por los nuestros caídos en manos de las fuerzas del orden.
Conocen el final trágico de esos acontecimientos, pero hay que subrayar que en ese momento, Glières, gracias a Tom, había hecho fracasar a Vichy y que, gracias a Tom, el batallón de los Glières había adquirido ese estado de ánimo que expresaba el lema propuesto por Tom : « Vivir libres o morir ». Ese espíritu de generosidad, de disponibilidad, de entusiasmo de todos nuestros compañeros, es ese espíritu de los Glières que hay que transmitir en la tradición, esa tradición que, según la formúla de un pensador de principios del siglo « no es volver a hacer lo que otros hicieron, sino volver a encontrar el ánimo que les hizo emprender todo aquello, ese ánimo que permite emprender otras hazañas, diferentes, en otras circunstancias ». Es el papel que deben hacer los jefes federadores. Fue el papel que hicieron en los Glières.

Se conoce la fase de turbulencias que siguió aquel cambio de rumbo : la espera, el lanzamiento en paracaídas, que nos inmobiliza, la noticia de que los alemanes van a entrar en acción, y la llegada de ANJOT. Su seudónimo era BAYART. Tenía las cualidades del caballero, sin miedo y sin tacha, y con experiencia del combate y una sangre fría admirable, organizó magníficamente la última fase del combate. Así, como lo subrayó muy juiciosamente CREMIEUX-BRILHAC, Glières ha sido el primer combate de gran envergadura llevado a cabo por fuerzas francesas en el suelo nacional desde la derrota de 1940 ». Eso tiene un alcance simbólico considerable porque, lo que hicimos en Francia, es lo que KOENIG había hecho en Bir Hakeim en 1942, o en Libia, donde después de haberse encontrado con los italianos, fue el primer francés en enfrentarse con los alemanes.

Glières es, antes que nada, el fracaso de Vichy y también es el primer combate de gran envergadura , simbólico, en contra de los alemanes, después de la derrota de 1940, sobre el suelo nacional. Eso es lo que el espíritu de los Glières hizo posible.

No hay comentarios:

Publicar un comentario